divendres, 17 d’octubre del 2014

La templanza es revolucionaria [entrevista]

[Entrevista publicada en Posdata, pdf ací]

 Un humanista es una persona "instruida en letras humanas", porque está claro, hay otras (letras) 

Un valenciano podría ser Joan Lluís Vives, aunque tuviera que marchar al exilio en 1509 para nunca volver. Esas prácticas inquisitoriales? Un deporte por excelencia, aunque no solo valenciano, es la «pilota». Sus normas las dejó escritas este intelectual universal: saber cuándo se quiere jugar, con quién se juega, aquello que se juega, la manera de jugar, la duración de la partida? ser bien hablado siempre. Y aguantar el tipo Garamond. Un libro, este que ha hecho Francesc J. Hernàndez, guía práctica y recreación de los escritos del sabio. Concretamente de su diálogo «Las leyes de juego», una grata lectura mientras se ejercita la avenencia de la plática y se recupera esa sana (para las piernas) costumbre del paseo, en este caso, por la ciudad del río desviado, Valencia.

Dime con quién vas y te diré cómo tienes la vesícula. Y es que Joan Lluís Vives, el valenciano universal, se juntaba con gente del tipo Erasmo de Rotterdam, Tomás Moro o Guillem Budé; María de Inglaterra, Mencía de Mendoza, marquesa de Cenete? y, no contento con eso, le escribía letras humanas a Carlos I, Felipe II, Enrique VIII de Inglaterra, Francisco I de Francia, Juan III de Portugal o hasta al papa Adrian IV. Ah, también le enseñó latin a María Tudor, entre otras. Y no contento con estudiar en La Sorbona, donde tuvo que ir por mandato de su padre por suerte, antes de que le condenaran y le quemaran en 1526 (le pillaron en la sinagoga, en plena liturgia), el filósofo de la templanza también dejó dicho de la universidad de Lutecia, que debía depurar su educación filosófica. Su cuerpo murió en Brujas. Un cálculo biliar. Dolor. Su pensamiento, sin embargo, sigue de actualidad, entre otras cosas, por el libro Passeig per València. El profesor Francesc J. Hernàndez, a la sazón, colaborador de este suplemento, se coge de la mano de Joan Lluís Vives (y de sus compañeros de paseo, Borja, Centelles y Cavanilles), para admirar la arquitectura, ejercitar las piernas y, de paso, cultivar, en este caso, el espíritu, ese ángel reb(v)elado. Otra forma de prospección.

Por el lugar y el tiempo en el que estamos, empecemos por lo básico. ¿Qué es un humanista?

Los humanistas se enfrentaron al teísmo medieval, invocando la antigüedad clásica, pero sin caer en el ateísmo.

¿Por qué?

Porque en los triunfos de Cristo como decía Vives encontraron una instancia para relativizar el poder de los grandes emperadores (Carlos V, Francisco I, Enrique VIII). Como su poder era imperfecto, debían recibir consejo, pero no de los eclesiásticos, sino de los auténticos sabios, de los humanistas.

Vives hablaba de la necesidad de que los monarcas fueran aconsejados por los sabios. Han pasado ¿cuántos años?

Exactamente cinco siglos desde El príncipe de Maquiavelo y las primeras obras de Vives, siguiendo la estela de Erasmo de Rotterdam y, más tarde, de Tomás Moro.

Él mismo aconsejó a varios? ¿es el problema de la situación actual en esta comunidad, en este país, en esta Europa?

No sé qué pensaría Vives si supiera que el president de la Generalitat contrata un coach o sus consellers una legión de asesores. Como estudioso de San Agustín, y este de Platón, Vives sabía que la acción política tiene que estar presidida por la idea del bien y la justicia.

Propone un paseo por Valencia de la mano de Joan Luis Vives ¿Es nuestro intelectual más universal?

Ciertamente, porque sólo hay intelectuales universales. Tal vez haya eruditos locales, pero nunca intelectuales. Vives pensaba Europa como una totalidad y en sus últimas obras incluso se abría al Nuevo Mundo.

Me recuerda a algo su nombre. Vives. Quizá un colegio y una imagen, libros frente a las fuerzas de seguridad?

No hay que olvidar ciertas cosas. La Inquisición condenó a su padre a la hoguera, quemó los restos mortales de su madre para apropiarse la dote y prohibió parcialmente sus obras. La persecución al erasmismo le afectó. También le trataron como a un «enemigo»

Un libro ameno para conocer mejor Valencia. ¿No la conocemos bastante?

La conocemos, pero no nos reconocemos en ella. De golpe, se nos ha poblado de pesadillas. Nos han endeudado con despropósitos faraónicos. La ciudad de Vives es la del orgullo por unas instituciones ciudadanas justas.

¿Cuál es el elogio que hace Vives a esta capital del desviado río Túria?

Firmó siempre sus libros añadiendo «valenciano» a su nombre. A pesar del proceso a su familia. Un año antes de morir recordaba emocionado las calles de su infancia. De eso va el libro.

Hamish Fulton: «Los paseos son como las nubes, vienen y se van» ¿Es ley de vida? ¿no hay que hacerse lucha?

Claro que sí. Luchar en el camino. Es una imagen de Erasmo de Rotterdam, que recuerda también a aquel otro caballero andante?

Mejor entonces hacer juego. La «pilota valenciana» cobra protagonismo en este libro. ¿Cree que tiene algo en común con las fallas?

Un «descubrimiento» de este libro: los valencianos comenzaron a jugar a pilota donde había calles con losas romanas. «Via lapidosa», dice Vives. Tal vez la pelota tenga que ver con lo que tenemos de latinos y las fallas con lo que no tenemos de latinos. Sólo es una hipótesis.

Llama la atención cuando habla de las carreras de carros o de los restos del circo máximo de la ciudad. ¿Nada que ver con las ubicaciones de los actuales Mestallas, dos?

¡Qué ironía, que los estadios mantengan la denominación de una acequia! Un nombre que representa la fidelidad a la tierra, el trabajo penoso y constante, el equilibrio natural. Justo lo contrario de estos despropósitos.

Vives fue pionero en el trabajo social con su «Tratado del socorro de los pobres». Un asunto de supina actualidad?

Defendió el papel de la ciudad en la lucha contra la pobreza, frente a los que se beneficiaban de la caridad ajena, como las órdenes mendicantes. Estamos en el mismo punto.

El libro hace referencia a varios deportes: a la pilota, al tenis?¿El arte del toma y daca?

Y al juego de naipes. Todos son intercambios: una pelota, unas cartas. También los libros son intercambios de palabras, como decía Kant.

Un monumento a Vives que había en Valencia, y se retiró por las obras del metro Colón y luego por el aparcamiento del Mercado Central. ¿Las reglas del juego de las grandes estructuras?

Es peor aún. Con su magno tratado sobre las Disciplinas, Vives se adelantó a Descartes, a Bacon o a Rousseau en ofrecer un método para el progreso de las artes y las ciencias. ¿Ha visto usted alguna referencia a Vives en la que llaman «la ciudad de las artes y las ciencias»?

¿Y no hay siquiera un cerámica que indique el lugar donde nació en Valencia?

Efectivamente. Hay una desmemoria de la tradición judía y árabe, de la historia de los conversos y de los moriscos. Porque no se pueden recordar sin relatar las persecuciones que sufrieron, azuzadas por la iglesia católica.

Una paradoja que la revolución francesa de la libertad, igualdad y fraternidad hiciera desaparecer su tumba en Brujas?

Cierto. Pero no olvidemos que si Vives no está enterrado en Valencia, junto a sus antepasados judíos, es porque la intolerancia religiosa cerró esa posibilidad.

Tres personajes literarios que remiten a familias nobles valencianas. Borja, Centelles, Cavanilles ¿hay que buscar buena compañía para pasear (y para jugar)?

¡Que curioso que la palabra «compañía» signifique una cosa con el ocio y otra bien distinta con el negocio!

El personaje de Borja relaciona el libro con Gandia.

Efectivamente. En el diálogo con el paseo comentado en el libro, Vives se inspira en Francisco de Borja, que, curiosamente, fundó la Universidad de Gandia donde se utilizó el texto de los diálogos como manual universitario por primera vez. No creo que el santo jesuita supiera que estaba retratado en sus páginas. Por cierto, ¿se inspiró en él también el actual papa al escoger nombre?

Cita en el paseo otros personajes «alienados» o «exaltados»: el rabino Miguel Vives, el beato Pedro Nicolás Factor, el pintor Hipólito Rovira...

¿Cómo no? ¿Acaso no fue el Elogio de la locura la obra que dedicó Erasmo de Rotterdam a Tomás Moro, los dos grandes referentes de Vives?

La Inquisición condenó a Miguel Vives porque «entendía el lenguaje de los pájaros». Ahora bioindicadores eficaces para detectar problemas medioambientales.

Así consta en las actas inquisitoriales contra ese rabino clandestino. ¡Ójala entendiéramos a los pájaros! Un clásico del movimiento ecologista es La primavera silenciosa. Pero hoy también menguan las abejas, quedan varados los cetáceos, alteran sus migraciones las mariposas? Nuestra prepotencia nos ha ensordecido.

Este mes se celebra el día mundial de las aves, y hay que aprender de ellas.¿Qué tipo de pájaro preferiría Vives?

En sus libros se refiere a los cantos de los pájaros en libertad. Hay razones para pensar que Vives tenía un perrito.

Hábleme de las mujeres que salen en el libro: su mujer Margarita, la erudita Ángela Zapata, la reina de Inglaterra, la marquesa de Cenete?

Vives, tal vez con remordimientos por su madre y sus hermanas; Vives jugándose el cuello por las reinas Catalina y María; Vives redactando las primeras obras sobre la educación de las mujeres? Prefiero la relación con Mencía de Mendoza, marquesa del Cenete, un auténtico amor platónico, una relación irrepetible.

Trata también del mundo de las imprentas de Valencia: los Mey, Timoneda?

En Amberes, la imprenta de Plantino (que pertenecía a un grupo de erasmistas) es Patrimonio de la Humanidad. Aquí se ignora la importancia que tuvo la gran producción editorial valenciana durante el siglo XV y XVI.

El eje de su libro tiene muchas connotaciones. ¿la importancia del diálogo?

En un mundo de comparecencia por plasma, ruedas de prensa sin preguntas, argumentarios, y también microblogs de 140 caracteres, el diálogo es una especie en extinción a salvar.

Y la columna vertebra de su libro, ¿las leyes del juego?

Es una paradoja. El juego es azar, no ley. Son las leyes que se ha de autoimponer el jugador. Hablan de imperturbabilidad y templanza. La templanza es revolucionaria.

¿Es fácil filosofar cuando el que está mal es el otro? ¿Es difícil cuando no hay pan?

Vives tuvo una vida desgraciada. En diversos momentos, sus ingresos eran insuficientes. Poca gente sabe que tuvo que comerciar con vinos para poder mantenerse. Cuando no hay pan, podemos probar con el vino.

Admirar la arquitectura es lo que hacen sus personajes: muestra el conflicto de clases. «Alenar», dice Maria del Mar Bonet? ¿Miramos demasiado al suelo, mejor de frente y hacia arriba?

Dice la canción que hay calles con sabiduría. Hay que mirar en todas direcciones y, sobre todo, escuchar los ecos del pasado. El silbido de las bombas, los puestos de venta del mercado, los latines de la Inquisición, el galope de las cuádrigas, la llamada del almuédano, el diálogo de los nobles paseantes?

Su paseo acaba en la plaza de la Virgen ¿es el destino ineludible, impenitente?


No hay que olvidar que en épocas republicanas se llamó de la Constitución. Tal vez recupere pronto ese nombre.

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